lunes, 12 de febrero de 2018

MACABRAS

Si leíste mi última entrada, sabrás que hoy vengo a hablarte de la penúltima antología en la que participo con un relato, la primera que se publica este año. Vengo tarde, como de costumbre, pues el libro salió a la venta el 19 de enero, pero también sabes que cuando me desconecto durante un tiempo me cuesta mucho volver, y que cuando por fin encuentro el camino de regreso a Thèramon me olvido de que existe otro mundo más allá de mi procesador de textos. Sin embargo, no me gusta dejar asuntos pendientes, más que nada porque ocupan un lugar en mi cerebro que me impide centrarme del todo en lo que ande haciendo, así que disculpa mi retraso y permite que te presente a la criatura que ha nacido de la mano y el talento de un puñado de macabras a las que aprecio y de las que me siento muy orgullosa de ser compañera.

Un poco de historia para empezar:

MACABRAS empezó a gestarse allá por 2014, cuando los retos parecían llover sobre mi cabeza y yo estaba decidida a vencer a ese maldito bloqueo que me mantenía alejada no sólo de mi amado Thèramon sino de todas las historias que bullían dentro de mi cabeza y que no terminaban de salir por un montón de motivos de los que te he hablado en varias ocasiones. Bien, este reto en particular me atrajo mucho porque, por primera vez desde que decidí que podía escribir sobre un tema concreto, con un plazo de entrega y sabiendo que no iba a recibir más compensación por mi trabajo que el orgullo personal de haber sido capaz de hacerlo (y si acaso un ejemplar de cortesía por parte de la editorial que decidiera publicar la antología en cuestión), se me ofrecía la oportunidad de trabajar solamente con mujeres. A la mitad ya las conocía, porque habíamos participado en otras antologías, al resto las conocí dentro del grupo que formamos para la ocasión. Y, como era mi costumbre, me ofrecí a corregir todos los relatos para que quedaran bonitos, porque una buena presentación ayuda a la hora de mover cualquier trabajo. Así que, una vez más, puedo decirte que me encontré con una recopilación de relatos en la que primaban la variedad, la originalidad y la calidad literaria. Un orgullo, como te digo, formar parte de ese grupo de autoras, a las que años después se unió una ilustradora de gran talento que le puso rostro a cada uno de los relatos.

La idea era, por un lado, demostrar que las chicas también sabemos escribir terror, porque parece que a la hora de publicar algo el género condiciona el género, como te decía en mi última reflexión, y no debería ser así (si no leíste la última entrada y sientes curiosidad, pincha aquí). Por otro, hacer lo que mejor se nos da para ayudar a alguien. Queríamos que los beneficios de esta antología fueran a parar a alguna institución benéfica, pensamos en alguna que estuviera dedicada a ayudar a mujeres víctimas de violencia de género. Encontramos una. Pero por muchos motivos el grupo permaneció varios años ahí, silencioso e inactivo, hasta que una de nuestras compañeras decidió que había llegado el momento de mover la antología. Tamara Lòpez relevó a la persona que nos había reunido años atrás y se hizo cargo de la coordinación, y ya con la incorporación de María Pizarro y sus fantásticas ilustraciones, Macabras encontró editorial.

Y aquí la tienes:



Editorial Maluma
Número de páginas 302

Autoras: Bea Magaña – Cristina Béjar – Karol Scandiu – Beatriz T. Sánchez – Lorena Gil Rey – Rosa Galdo Millán – Alicia Pérez Gil – Lucía Pérez Sáinz – Montse N. Ríos – Pepa Mayo – Nidia Blackburn – Irene Comendador – Tamara López – So Blonde – Fayna Bethencourt

Prólogo: Eva Isanta
Portada e Ilustraciones: María Pizarro
Coordinadora: Tamara López
Corrección: Bea Magaña
Maquetación: Rain Cross

Sinopsis: Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft, Stephen King… Los tres maestros del terror tienen algo más en común que el género que los convirtió en iconos de la literatura: son hombres. El terror siempre ha estado ligado a lo masculino, como si el universo femenino, como si una mujer, no pudiera aterrorizarnos. Ya es hora de acabar con ese equivocado tópico de una vez por todas. Son muchos los nombres de escritoras que, durante años, nos han producido pesadillas gracias a sus historias; desde Shirley Jackson hasta Pilar Pedraza, pasando por Emily Carroll, Mary Shelley, Ann Radcliffe, Susan Hill, Anne Rice, Ángela Carter, Agatha Christie y Sarah Pinborough, entre otros. Todas ellas expertas en conseguir que durmamos con la luz encendida, todas ellas homenajeadas en Macabras gracias al magnífico grupo de autoras que ha reunido la sobresaliente Tamara López. Junto al prólogo de la actriz Eva Isanta, y las espectaculares ilustraciones de María Pizarro, Macabras es una antología hermosamente inquietante, el ejemplo perfecto de que el terror no es solo cosa de hombres, sino un género en el que las voces femeninas son capaces de darle interesantes y siniestras vueltas de tuerca.


Mi relato se titula La Reina Roja, y su peculiaridad es que está narrado a dos voces. Ya sabes que lo que más me gusta de esto de escribir es experimentar: con el tono, la forma, los tiempos, no sólo con las palabras, no sólo buscando argumentos que te sorprendan (aunque también me gusta ese reto). Aquí jugué con esas dos voces, la del narrador omnisciente en pretérito, la de Sarah en presente, y ambas enlazándose en cada cambio de escena para formar algo mágico y vivo, algo que te haga estremecer y acaso te traiga recuerdos de tiempos mejores, de infancia y juegos compartidos, de amor y deseo... enlazándose como hacen esas letras en hebreo para dar vida a lo que en apariencia no era más que un juego y en el fondo es mucho más que deseo y amor... O algo así. Si te desvelo la trama, no querrás adquirir la antología, y nos gustaría que le dieras la oportunidad, por nosotras, que la escribimos para tu disfrute, y por esas mujeres a las que intentamos ayudar a superar una clase de terror que, por desgracia, es más frecuente y más real que aquellos que nacieron de nuestra imaginación. 17 euros por 300 páginas y 17 ilustraciones es un buen precio, ¿no te parece?



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿No tienes nada que decir? ¡El mundo no es de los tímidos!