lunes, 20 de marzo de 2017

MIERDA

Esta entrada es para decirte que no hay sueños imposibles. Que hasta las fantasías más delirantes pueden llegar a hacerse realidad si crees en ti, te mueves y perseveras.

Pero deja que haga un poco de historia a modo de introducción.

Allá por 2014, cuando empecé a escribir relatos para antologías en un intento de vencer el bloqueo que me impedía volver a mis novelas inacabadas, y después de ser invitada a participar en Family Nightmares y en Santa Wiik (mira a la derecha, donde están los banners, para hacer memoria), mi amiga Wiss (Ana Vivancos), con quien participé más tarde en Mascotas y a la que pude dar un abrazo mucho tiempo guardado durante el cónclave Penumbra que se celebró en Zaragoza en 2015, me aceptó como miembro de un selecto grupo de autores locos que se disponían a escribir un puñado de relatos, digamos, insólitos. Y es que hay que estar un poco loco para querer escribir sobre la mierda, ¿no te parece?

En realidad no fue Wiss quien me propuso participar (por entonces Wiss y yo no nos conocíamos), sino David Rozas, mi colega de antologías y (hasta hace poco) coordinador de La Pastilla Roja, para la que corrijo desde que viajé con Athman a la Eurocon. Rozicas, que había leído «La cofradía del Cristo del Mal Rollito» mientras pergeñábamos la Santa Wiik en otro de esos grupos selectos que maquinan y trabajan desde las sombras, debió de pensar que la niña que no sabía resumir estaba más que preparada para seguir pariendo relatos, y que su humor ligeramente malsano encajaría sin problemas en una antología escatológica. Nada más lejos de la realidad, te lo aseguro. Le aseguré. Porque una cosa es parir un relato, y otra muy distinta es cagarlo. Y yo soy estreñida por naturaleza, además de muy aprensiva para según qué temas, y eso de hablar de cacas y tal me da tanto apuro como hablar de sexo (dijo la escritora de fantasía épica que actualmente se halla enfrascada en la reescritura de la novela erótica que escribió hará unos quince años). Pero Rozicas dijo que podía hacerlo, y ya sabes que no puedo resistirme a un reto, y menos cuando quien me lo propone afirma que cree en mí.

Bien, entré en el grupo, y ¿qué encontré allí? Pues lo mejor de lo mejor de la literatura nacional, plumas cargadas de talento y mentes retorcidas que te las hacen pasar canutas con sus relatos de terror, y también un puñado de autores a los que no conocía y que resultaron ser tan buenos como aquellos con los que ya había colaborado en alguna antología, a los que había corregido o simplemente leído. Puesto que la mayoría ya nos conocíamos, pronto me sentí como en casa. Y fue muy divertido trabajar con ese equipo, eso te lo puedo asegurar.

Pero cuando se empezaron a colgar los primeros relatos, pensé que a lo más que podía yo aspirar en ese grupo era a echar una mano con la corrección, porque ¿qué podía aportar yo, que pronuncio la palabra caca y me ruborizo de la vergüenza? Había mucha calidad literaria en esos relatos (y no me preocupaba no estar a la altura, eso nunca me ha preocupado; ya sabes que son los propios lectores los que dicen que Bea Magaña es sinónimo de calidad literaria), pero también había mucha mierda, muchísima: mierda en la antigua Grecia, mierda en el espacio, mierda en el aire, mierda en las cañerías, en retretes públicos, en fragmentos de películas, en contratos bancarios, en piezas de arte, en suelas de zapatos, en tazas de café, en la bañera... 8D ¿Qué mierda podía escribir yo que resultara original, divertida y escatológica (y que no me obligara a renunciar a esa elegancia que caracteriza a mis textos)?

Si me conoces un poco, podrás adivinar lo que ocurrió.

Exacto. Siempre soy el elemento discordante. Donde todos optan por los sueños macabros, yo me decanto por la metaliteratura con final esperanzador (Onírica), donde todos hablan de monstruos malvados, yo retrato a una criatura (casi) bondadosa (Aquel Extraño Hombre Alto), donde todos masacran a una familia, yo prefiero una especie de reunión familiar (Family Nightmares), allí donde todos tiran por los demonios, yo me meto en un videojuego (Devoradores de Almas)... Y allí donde todos se embadurnan de mierda hasta las cejas, yo escribo sobre el estreñimiento. Pero, eh, cada uno escribe sobre lo que mejor conoce, ¿no es cierto? 8D

Escribí mi relato (que no es de lo mejor que he escrito en los últimos tres años, lo reconozco, pero que tiene un algo y por el que siento un cariño especial, ya que está basado en hechos reales) y el grupo decidió que era una mierda 8D y lo aceptó. También corregí los de mis compañeros, y me sorprendió la variedad, y me maravilló la calidad que encontré, y no paré de reír mientras los dejaba limpitos de erratas para que, cuando por fin tuvieras el libro en las manos, no pudieras sino quitarte el sombrero y decir ¡Mierda!, Se lo han currado mucho, estos locos y valientes autores (y es que hay que ser muy valiente para arriesgarse a perder el respeto de tus lectores al cambiar radicalmente de registro y atreverte con un género que, cuando menos, resulta poco serio, y cuando más, hasta polémico).

Y ahí estaba el escollo al que habría de enfrentarse esta antología hecha más con las tripas que con el corazón 8D Porque, a ver, ¿qué editor estaría tan loco como para apostar por nuestra antología? En fin, lo hemos pasado bien, que es de lo que se trataba, hemos sido un equipo cojonudo y hemos compartido muchos chistes escatológicos y muchos memes de mierdas de todos los colores durante estos años. ¿Alguno esperaba en serio que nuestro proyecto llegara a hacerse realidad?

Pues, mira por dónde, yo sí lo esperaba. Y así se lo dije a Wiss cuando nos vimos en Zaragoza. Has coordinado una antología fantástica, Wiss; es original, es irreverente, es divertidísima, es atrevida, tiene muchísima calidad literaria y, para bien o para mal, va a dar mucho que hablar. Esta Mierda apesta a éxito. Así que no te rindas, muévete, sé tenaz, porque le encontrarás un buen hogar. Yo creo en ella, y creo en ti.

Wiss fue tenaz, y perseverante, se movió, le buscó un editor, creyó en esta antología. Y ahora, tres años después de que su loca idea nos llevara a juntarnos para hacer algo que nadie había hecho antes, nuestra Mierda se ha hecho realidad. De la mano de José del Río Fortich, hombre valiente e inteligente (pues vio el potencial que tenía esa colección de cacas y apostó por ella) y su editorial, Apache Libros, te presento con orgullo, algunas arcadas, mucho papel higiénico y el deseo de que disfrutes de la lectura tanto como nosotros disfrutamos de la escritura, nuestra MIERDA.



Pronto fecha de lanzamiento y más información.

Recuerda: cree en ti, muévete, persevera. Incluso los sueños más impensables se hacen realidad.


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