miércoles, 26 de diciembre de 2018

Laudaner: sinopsis y portada completa



Hoy la cosa va de resumir, así que seré breve.

Si crees que no puedes hacer algo, no podrás. Así que cree en ti. Y, si con eso no es suficiente, confía en aquellos que sí creen en ti. Si son importantes para ti, no querrás defraudarles. Así que ama. Ama y cree. Y podrás hacer que suceda.

Sin más preámbulos, aquí te dejo la sinopsis de LAUDANER.

Conformado por una veintena de relatos, tres microrrelatos y una canción unidos por un hilo conductor, LAUDANER es la historia de un dragón que no se atrevía a volar, de un sueño que se volvió pesadilla, de un héroe que se enfrentó a la Oscuridad y perdió, de un narrador de historias que se quedó sin voz y de un mundo fantástico a medio crear que se negó a caer en el olvido.

Una mezcla de metaliteratura, fantasía y terror aderezada con algo de humor negro, pequeñas dosis de ciencia ficción, narrativa contemporánea y, sin ser exactamente romántica, mucho amor, que busca la originalidad tanto en la forma como en el contenido. Diferentes estilos que conforman un estilo propio y una prosa elegante y adictiva que pretende entretener al tiempo que deleitar.

Pero es mucho más que una recopilación de historias. Es la descripción del proceso creativo, el reto de superarse, la lucha contra el bloqueo que culmina con la evolución de una prosa reprimida durante años, el renacer del deseo, y la decisión de hacer que suceda.



*Nota de Bea:
Ayer, tras compartir la entrada en mi Facebook, la maravillosa Carolina Bensler, que es una ilustradora fantástica y para estas cosas tiene tan buen ojo como gusto, hizo un comentario muy poco halagador sobre el diseño de la colección. Y lo tengo que confesar, a mí esas franjas de color rosa y turquesa no me gustaban nada, porque la portada de Daniel Expósito es magnífica y esas rayas impedían admirarla como se debe. Pero, eh, no iba a ser yo quien criticara la línea editorial, y menos después de que Lupe, que es una editora muy profesional pero sobre todo una mujer de lo más comprensiva (en una palabra, una persona genial), aceptara mi petición (de niña testaruda con un trauma al ver su texto modificado) de conservar la cursiva que, por costumbre, ella había convertido en texto entrecomillado.

El caso es que Lupe respondió a la crítica de Carolina con un buen humor digno de ser aplaudido y, tras comentarlo con su socia, Marga, ambas decidieron empezar el año con un cambio tan drástico como (en mi modesta opinión) acertado. Así que he vuelto para cambiar la foto de la cubierta (dioses, ¡¡¡¡me encantaaaaa!!!!) y agradecer a Carolina su aportación y a mis dos editoras este regalo de cumpleaños adelantado tan maravilloso que me han hecho.

Me siento feliz, feliz, feliz!!!!

lunes, 17 de diciembre de 2018

La portada de Laudaner y del ilustrador que me eligió


Hace unas semanas te hablé de mi nueva aventura literaria. Te expliqué el origen de la palabra laudaner y su significado. Te dije que el libro, aunque no era una de las Historias de Thèramon que muchos esperan, está relacionado con mi mundo fantástico. Después vine a contarte cómo, antes incluso de decidir si lo publicaría de forma tradicional o lo subiría a Amazon como hice con mi primera novela, una editorial se interesó por el proyecto y me pidió el manuscrito. Tras anunciar la fecha de la presentación (23 de enero de 2019 en Lleida, en cuanto sepa el lugar y la hora te lo haré saber) solamente resta mostrarte la portada y hablarte un poco del argumento.

Pero antes de enseñarte la imagen que me tiene enamorada quiero contarte una historia preciosa que habla de generosidad, de compañerismo, de amistad y de agradecimiento. Porque soy una laudaner, y eso es lo que hago: narrar, recitar, cantar y contar historias.

Y porque el ilustrador que ha hecho la portada merece tanto como la editorial que le dedique una entrada.

Le conocí en 2013, durante mi visita a la Expocon de Zaragoza, aunque creo recordar que en aquella ocasión no llegamos a hablar. En aquella época yo todavía era esa chica extremadamente tímida que no se atrevía a saludar a casi nadie aunque casi todos los presentes eran contactos míos en Facebook. De hecho, fue en esa red social donde cruzamos las primeras palabras, a raíz de una portada que había hecho y sobre la cual animó a sus contactos a especular, a intentar adivinar de qué trataba el libro que había ilustrado. Yo me animé a buscar la respuesta en aquella imagen y gracias a mis deducciones gané un ejemplar de dicho libro. Y fue mirando aquella portada cuando me enamoré de su talento y empecé a fantasear con la idea de tener una portada suya para una de mis novelas.

El libro en cuestión se titulaba Zona Catastrófica y lo firmaba Antonio Sánchez Vázquez, al que en este blog siempre llamo Mellizo. Y fue tras haberlo ganado que Mellizo me propuso participar en una antología que él coordinaba y cuya portada puedes ver en algún lugar a la derecha. Portada que, de nuevo, era obra del que ya se había convertido en mi ilustrador favorito. Bueno, no era mi sueño, porque compartía libro con otros catorce o quince autores, pero era lo más parecido que podía obtener, dado que no había novela terminada que precisara una portada. La antología se tituló Family Nightmares. Y aunque esta entrada está dedicada al ilustrador, menciono a Mellizo porque tiene gran parte de la culpa (o del mérito) de que Laudaner exista.

Te he contado en alguna ocasión que tras la Expocon me convertí en la correctora de la Pastilla Roja ediciones. También, que presenté relatos a varias convocatorias y que aparezco en cinco de ellas como autora. La primera en la que participé se titulaba Santa Wiik, y en un principio llevaba una portada de este genial artista. Esa imagen fue la que inspiró mi relato.

Presentamos Family Nightmares en la librería Gigamesh (Barcelona) en junio de 2014, estuvimos un puñado de autores y el ilustrador. Esta vez sí me atreví a hablar con él (fue a recogernos a la estación a Athman y a mí y pasamos la mañana juntos), pero creo que no llegué a decirle que estaba escribiendo una novela de terror y que soñaba con que él hiciera la portada.

Ese mismo año viajé a Fuenlabrada (Madrid) para participar en una charla como miembro de la Pastilla Roja, y allí volvimos a coincidir. No sé si se lo dije entonces. Puede que no. Al fin y al cabo, mi novela seguía inconclusa.

Pero en algún momento me animé a escribirle un mensaje y llegamos a un acuerdo. Al final, como tardé en terminar la novela y a él le llovían las ofertas de trabajo, la cosa quedó en un «búscame dentro de un tiempo». Y como esa novela sigue en el cajón por varios motivos (personales, no literarios), mi sueño seguía sin cumplirse. Aunque nunca olvidado. Soy obstinada y quiero una portada suya sí o sí. Me da igual cuánto tiempo tenga que esperar.

Y mira tú por dónde, que el día que anuncio que publico Laudaner en enero recibo un mensaje suyo. Que felicidades por tu próxima publicación, que si sale con editorial o autopublicado, que si ya tienes portada. Y cuando le digo que no, pero que la editorial me da carta blanca para hacer una, aunque yo de hacer portadas no tengo ni idea, su respuesta es: «Si hiciera falta, tienes portada». Porque tenemos un trato, porque cuando ayudas te ayudan, porque le hace ilusión acompañarme en esta aventura. «Tú pide».

Y el grito de alegría que di se debió oír en mi pueblo, que queda a cuatrocientos kilómetros de donde vivo. Porque tener una portada obra de Daniel Exposito es un lujazo, y es un sueño cumplido, y el mejor regalo de cumpleaños por adelantado que nadie me haya hecho jamás.

Para que veas que no exagero, voy a dirigirte a su portafolios. Pincha aquí y verás su trabajo. Después vuelve y dime que lo que has visto no te ha dejado con la boca abierta y que no te ha puesto los pelitos de punta. Ya. Sabía que te iba a encantar.

Después de preguntarme de qué trata Laudaner, Daniel me preguntó si tenía alguna idea para la portada. Lo cierto es que sí la tenía, una bastante sencilla pero que para mí representaba muy bien la esencia de mi libro. Algo como esto:



Sin embargo, no le mostré la foto que había tomado dos años atrás y que por ser de mala calidad no servía a la hora de hacer la portada yo misma (de que una amiga que hace sus propias portadas me la hiciera, quiero decir). Lo que hice fue enviarle un relato titulado Laudaner por si le servía de inspiración y decirle que lo dejaba a su elección. Confiaba plenamente en él. Le gustó el relato y probó un par de cositas, pero no le convencieron. Demasiados elementos, demasiado recargado. Al final se decidió por una imagen sencilla, elegante e impactante. Y cuando me la enseñó supe que el destino existe:



¿Dirías que acertó de pleno? Porque cuando la vi pensé que me había leído el pensamiento. Era mi idea, pero bien hecha, muy elegante, ¡joder, preciosa! Y me enamoré al instante. Se la enseñé a tres amigos (mis lectores cero) y dijeron que les encantaba. Se la enseñé a Lupe y me dijo que le encantaba.

Ya sé que no eres de dejar comentarios, ni yo de responderlos, pero me gustaría que por una vez hicieras una excepción y me dijeras si te gusta tanto como a nosotros. Y, de paso, que le des un Like a la página de Daniel Exposito en Facebook, porque así podrás seguir disfrutando de su trabajo y de su talento.

En la próxima entrada te enseñaré la sinopsis. Que sí, que al final he sido capaz de resumir mi trabajo en un par o tres de párrafos. Ya sabes que, cuando me lo propongo, soy capaz de *Hacer Que Suceda*



domingo, 9 de diciembre de 2018

De LAUDANER y de la editorial que me encontró cuando me decidí a publicarlo


Escribir un libro no es una tarea sencilla. No basta con tener una idea y ponerte a teclear sin más (aunque en mi caso funciona de esa forma casi siempre). Dependiendo de la complejidad de la historia que te ha venido a la cabeza, tienes que tener claras ciertas cosas: el argumento, lo principal; inicio, nudo, desenlace, porque ponerse a escribir a lo loco puede convertirse en un problema y derivar en un bloqueo temporal o incluso en un abandono total de la novela, y eso en el mejor de los casos, en el peor puede acabar llevándote a crear una historia llena de incoherencias o completamente absurda. Muchos escritores tienen siempre a mano un cuaderno lleno de anotaciones, entre las cuales suele encontrarse un resumen más o menos breve, una guía de personajes, un índice de capítulos, esbozos de historias secundarias e incluso información sacada de libros o de internet, porque la documentación es parte del proceso de escribir una novela. Te lo digo yo, que llevo meses leyendo sobre yacimientos arqueológicos, mitología precolombina, prehistoria y poblamiento de América, leyendas ancestrales, Mu, mapas antiguos y dragones, y viendo vídeos sobre el desierto de Nazca, asentamientos anasazi, cultura y leyendas hopi, ruinas submarinas, juegos on line y dragones (los dragones son mi obsesión, ¿recuerdas?). Y todo eso para escribir una novela que podrías etiquetar como romántica juvenil paranormal, que las ideas que me vienen a la cabeza cuando imagino historias tienen tendencia a ser más bien complejas.

Luego, cuando la novela ya está escrita, tienes que revisarla, corregir erratas (en mi caso, letras que se cuelan al teclear demasiado rápido; en otros, malos hábitos que no tienen nada que ver con la velocidad de los dedos sobre las teclas), descubrir (si las hubiera) incoherencias en el argumento y flecos sueltos. Escribir una sinopsis (lo peor de todo, y en esto no conozco a ningún compañero de letras que no esté de acuerdo).Y, si te decantas por la autopublicación, maquetar el archivo y currarte una portada que resulte atractiva, por si te sale un churro de sinopsis. Sí, se trata de que la gente lea, pero incluso en el mundo de la literatura una imagen vale más que mil palabras a la hora de conquistar al público lector.

Un trabajo de meses, vaya.

Pero todo eso resulta fácil frente a la aventura de buscar y encontrar una editorial para tu novela. Tienes que hacer una lista de las que pudieran estar interesadas en el género que has elegido, comprobar cuáles tienen abierto el plazo de recepción de manuscritos, averiguar el mail de la persona con la que debes contactar (eso después de saber quién se encarga de leer y valorar los textos recibidos, claro), redactar una buena carta de presentación y armarte de paciencia, porque las cosas de palacio van despacio y puede que tardes meses en recibir una respuesta a tu correo.

Suele ser aconsejable comprar una carpeta en la que guardar todas las cartas de rechazo que recibas.

Y ahora es cuando te digo que yo me salté todos esos pasos y te descoloco. Pero es que yo voy a ser leyenda, jajaja (si me dejo de excusas y me pongo a teclear en serio, claro).

Es cierto que escribir Laudaner no fue fácil. No lo fue, porque tenía un bloqueo que me impedía escribir como en los viejos tiempos. De hecho, fue para romper ese bloqueo por lo que empecé a escribir los relatos que lo componen, y aunque tecleé sin mapa ni brújula en todos los casos y me quedé atascada muchas veces, y al menos en tres ocasiones escribí varias frases en un cuaderno antes de enfrentarme a la pantalla en blanco, no necesité resúmenes ni guía de personajes ni buscar información, pues no era una novela lo que estaba escribiendo. Tampoco tuve que corregir gran cosa, pues reviso cada párrafo antes de guardar mi trabajo y seguir con el siguiente. Y no llegué a escribir una sinopsis, ni siquiera cuando la última antología fue publicada y decidí que había llegado el momento de hacer el libro que llevaba planeando desde 2015. Tenía muy claro que quería que viera la luz, pero no había decidido si volvería a lanzarme a la piscina de Amazon o le buscaría editorial.

Estaba dándole los últimos retoques (escribiendo un hilo argumental que uniera cada relato con el siguiente) y todavía no sabía lo que iba a hacer con él cuando la editorial me encontró a mí.

Ocurrió en Sant Jordi de este año, durante la firma de una de las dos últimas antologías en las que participaba. Concretamente, en la de Macabras, que había sido publicada por la editorial MaLuma. En el ¿se dice stand, o caseta? se encontraban dos de las editoras y algunos de sus autores, pero no hablé con ellos más allá de un hola porque, como ya te he dicho muchas veces, soy tímida hasta rozar lo desesperante. Sin embargo, y por fortuna, el resto del mundo no parece tener problemas a la hora de interactuar con el resto, y cuando una chica se acercó a curiosear, y tras una explicación apasionada y sincera de lo que iba a encontrar entre sus páginas (algo así como lo que te explico en este blog pero con más vergüenza porque lo hice en persona) que terminó con la chica comprando el libro y las tres autoras presentes firmándoselo y posando para la foto que nunca llegué a colgar en este blog, una de las editoras se me acercó y me dijo «Tú no tendrás nada que hacer el resto del día, ¿verdad?», comentario que interpreté como un «Lo has vendido muy bien, quédate un rato a ver qué más puedes hacer». Y aproveché que la tenía ahí para hacer una pregunta que consideraba necesaria.

No he firmado la cesión de derechos de explotación de los relatos que he cedido para que formaran parte de la docena de antologías en las que he participado, salvo en una ocasión, y fue con la editorial Palabras de Agua. Sin embargo, había un contrato firmado con MaLuma, y aunque fue la coordinadora quien lo firmó en nombre de todas las autoras participantes y no sabía hasta qué punto la ausencia de mi firma me condicionaba a mí a la hora de utilizar mi propio texto (ya que el libro era benéfico y no iba a recibir ningún pago por él) me pareció correcto pedir permiso a las editoras para utilizar mi relato en una recopilación propia. La respuesta de Lupe fue que podía usarlo, siempre que no lo sacara de la antología. Cosa que no tenía intención de hacer, desde luego.

Lupe también me preguntó qué planes tenía para ese libro en el que estaba trabajando. Le dije que quería publicarlo, pero que aún no había decidido si volvería a usar la opción de Amazon o si le buscaría una editorial. Tras una breve explicación sobre el contenido del libro en cuestión, Lupe me dijo que, si al final me decantaba por la publicación tradicional, las tuviera en cuenta y les mandara el manuscrito.

Esto ocurrió en abril. Para mayo ya tenía el hilo conductor terminado y en junio la editora de Palabras de Agua me dio permiso para incluir el relato que le pertenecía por contrato. Así que me puse en contacto con Lupe y le pregunté si todavía estaba interesada en leer el manuscrito. Su respuesta fue que sí, y se lo envié.

Así que, ya ves, me salté todos los pasos posteriores a la terminación del libro. No tuve que buscar editorial porque la editorial me encontró, no necesité redactar una carta de presentación porque ya me había presentado en persona y no escribí una sinopsis porque ya había explicado de palabra de qué trataba. Solamente me quedaba esperar una respuesta.

Y la respuesta llegó en julio. Yo, que no la esperaba hasta después del verano por lo menos, me sorprendí como el que más, porque pensaba que esas cosas tardaban meses. La respuesta, desde luego, era un sí, y esto no me sorprendió, pues confiaba mucho en la calidad de mi trabajo. Y el 19 de julio firmé el contrato.

Me he guardado la noticia durante todos estos meses porque esperaba a que MaLuma me diera vía libre para contarlo todo. Ahora que ya tenemos fecha de publicación (enero de 2019, recuerda) puedo darte todos los detalles. En mi próxima entrada te contaré más sobre el contenido y te mostraré la portada. La historia de la portada te va a encantar. Fue otro de esos pasos que me salté, pues no necesité buscar un ilustrador sino que fue él quien vino a verme y me dijo que le hacía mucha ilusión acompañarme en este viaje. ¡Y es el ilustrador de mis sueños! Ya te digo que soy una persona muy afortunada. O es que hice algo muy bueno en mi vida anterior para estar recibiendo tanto en mi faceta literaria.








domingo, 2 de diciembre de 2018

Mi nueva aventura literaria


En el mes de junio terminé de escribir un libro en el que llevaba trabajando cuatro años. Me sentí tan feliz, tan orgullosa de mí misma y tan llena de entusiasmo que, en cuanto lo tuve encuadernado, me hice una foto con el manuscrito y la colgué sin dudar en mi perfil de Facebook. Esa imagen recibió tantos Me Gusta y tantos comentarios y felicitaciones que me sentí casi como cinco años atrás, cuando decidí autopublicar El chico perfecto no sabe bailar el twist creyendo que me había lanzado sola a la aventura y me descubrí arropada y querida por un montón de personas que se alegraban sinceramente de que hubiera dado el paso y que llevaban tiempo esperando poder leer una novela mía. Habían pasado cinco años, en los que únicamente había publicado relatos en diferentes antologías, y todos esos amigos y lectores seguían ahí, esperando a que diera la noticia.

Esta llegó un mes más tarde. Había firmado un contrato con una editorial y de nuevo compartí mi entusiasmo en un post de Facebook. Multitud de Likes, felicitaciones, ánimos, buenos deseos y la pregunta a la que en ese momento no podía responder. ¿Cuándo se publica? ¿Cuándo? ¿Cuándo, por los dioses?

Pensar que hay personas que esperan un nuevo libro mío es motivador, pero descubrir que están ahí realmente, y que son muchas, es al mismo tiempo un subidón de autoestima y un retortijón de pánico. Porque siempre está el miedo a defraudar las expectativas de los lectores, y mi primera novela dejó el listón bastante alto. ¿Con qué sorprenderá ahora Bea Magaña? Una autora de fantasía épica que se estrenó con una historia de corte romántico y que ha dedicado los últimos cuatro años a escribir terror, ¿qué nos traerá en esta ocasión?

Pues traigo algo que no esperabas, porque sé que lo que esperas en una de las muchas Historias de Thèramon que por motivos diversos (dudas, desmotivación, pereza, correcciones, excusas, excusas idiotas de niña idiota y procrastinadora) no he sido capaz de terminar todavía. Lo que esperas es una novela, cualquiera de las varias de las que te he hablado en alguna ocasión. Lo que esperas es una historia original, emocionante y emotiva, que te tenga pegado a las páginas sin poder dejar de leer y que te llegue al corazón. Y no es una novela lo que voy a publicar en esta ocasión. Pero estoy segura de que sí vas a encontrar todas las otras cosas que estás esperando en LAUDANER, que es el título del libro que verá la luz en enero de 2019 de la mano de Editorial Maluma, y del que vengo a contarte un par de cositas. Que no quiero que pase como hace cinco años, que fue un «¿Y si me atrevo? Vale, voy a hacerlo. Hala, ya está hecho» y ni tuve tiempo de anunciarlo cuando ya estaba la novela colándose entre los más vendidos de Amazon y encontrando a sus primeros compradores y lectores.

Lo primero que debo explicarte es el origen de la palabra que le da título. Porque, como ya habrás descubierto, no es un vocablo que aparezca en el diccionario. Desde luego que no, el término proviene de Thèramon, es una palabra en addimantaal, el Lenguaje de los Dioses, y su significado es tan sencillo como revelador. Un laudaner es una persona que canta o que cuenta laudanas.

Muy bien, Bea, te has explicado como un libro cerrado. ¿Y qué demonios es una laudana? Pues tengo respuesta a esa pregunta. Acompáñame hasta Thèramon, ven, será un momento y debes verlo para poder comprender el motivo de todo.

«Contaban las antiguas laudanas que en los albores del mundo, cuando el nombre de Thèramon aún no había sido pronunciado por vez primera y tan sólo el Keresar y el Sturgeon recorrían la tierra dándole forma, los dioses llegaron desde Wad Ras para ayudarles en el proceso de la creación. Y de sus muchas obras, la primera y la que más relevancia tendría en el futuro fue la que originó la aparición de la luz de los dragones, que Enlil puso en los cielos para iluminar la eterna noche en la que vivían los que habrían de preceder a los parecidos a los dioses» (fragmento de Criatura de Fuego, Criatura de Luz).

«Cuentan las antiguas laudanas que la Primera Guerra de la Sombra tuvo lugar antes de que Thèramon hubiera recibido su primer nombre, cuando los heryshi que se habían establecido en Wad Ras decidieron que el mundo en el que moraban se les había quedado pequeño ante sus enormes deseos de seguir creando» (fragmento de El libro de los dioses).

«De Oreal y del destino que corrió se han cantado infinidad de laudanas y narrado no menos historias, porque la maravilla y el misterio son siempre fuente de inspiración y motivo de leyenda. Pero de su creación poco se ha dicho, pues nadie sino su artífice llegó a conocer los pormenores, y el instinto primero y la necesidad después lo obligaron a mantenerlos en secreto, aun ante sus más allegados» (fragmento de El Libro de los Dioses).

Ahora ya sabes lo que es una laudana, ¿verdad? Gesta épica, leyenda, canción, poema, cuento, llámalo como quieras. Historias transmitidas de forma oral a lo largo de las Eras. Y, como no podía ser de otra forma, un laudaner es una persona que se dedica a narrar o a cantar, acompañada por su llaut, estas historias.

Del origen del llaut:

«Más grande que una lira y más pequeña que un arpa, pero compartiendo características de ambas, la primera de las Joyas Hermosas fue un llaut hecho de plata y de espuma de mar, un instrumento acorde con la voz cautivadora y profunda de la primera laudaner de la historia. Eshor lo fabricó inspirado por la laudana que también inspiraría la creación de Blarae Daroska, y lo llamó Lummenii-a-Llaut, pues sus cuerdas estaban hechas de Luz; pero cuando Ariiama lo tocó por primera vez lo llamó Miussaura, que significa Música Resplandeciente. Y de sus cuerdas brillantes surgió una bella melodía llena de poder que conmovió el corazón de cuantos la escucharon, y despertó el genio creador de muchos que creían que ya no quedaba espacio en Wad Ras para seguir originando maravillas» (fragmento de El Libro de los Dioses).

Y aquí uno de los muchos laudaner que he conocido durante mis viajes por Thèramon:

«Era un hombre corriente, un trotamundos, un narrador de historias. Se llamaba Evantes. Recorría los caminos sentado en una vieja carreta tirada por una mula de aspecto enfermizo, viajaba con el viento, no tenía un hogar. No tenía familia. No tenía amigos. Nunca echaba raíces en ningún lugar. Iba de una ciudad a otra atraído por el bullicio de un día de mercado, de una celebración, de un festival. Nunca se quedaba en ellas más de una semana, era un espíritu libre. Su rostro no solía ser recordado, aun cuando sus historias permanecieran en la memoria de la gente durante largo tiempo. Cuando podía permitírselo, pernoctaba en una taberna o en un mesón. La mayoría de las noches dormía al raso» (fragmento de Criatura de fuego, Criatura de luz).

Y ahora te preguntarás: ¿qué tiene que ver tu nuevo libro con tu mundo fantástico si, como has dicho, no es una novela ni una de las Historias de Thèramon?

La respuesta es obvia: yo soy una laudaner. La laudaner de Thèramon. Soy una narradora de historias. De todo tipo de historias. Y las escribo para poder regresar al mundo que amo.

¿He despertado tu curiosidad? ¿He llamado tu atención? Si la respuesta es «Por supuesto, y te odio porque no me cuentas nada más cuando sabes que me muero por saberlo TODO», no te vayas muy lejos. Todavía tengo muchas cosas que contarte sobre este nuevo libro. Sucede que esta vez quiero vivir la aventura paso a paso, que la última vez no tuve la ocasión de saborearla como se merecía, y además no quiero soltar toda la información de golpe, que sabes que soy «la niña que no sabía resumir» y quiero poder deleitarme en los detalles. (Te estoy dando pistas, por cierto).

En la próxima entrada te cuento cómo, sin buscarla, encontré una editorial para mi libro. Esta parte te va a encantar. Quédate con el nombre: MALUMA. (Y esta es otra pista, pues si has seguido mis progresos hasta la fecha no te costará atar cabos y descubrir de qué trata Laudaner).

Hasta pronto. Que los dioses te guarden, y que sigas amando y creyendo.