Pero deja que haga un
poco de historia a modo de introducción.
Allá por 2014, cuando
empecé a escribir relatos para antologías en un intento de vencer
el bloqueo que me impedía volver a mis novelas inacabadas, y después
de ser invitada a participar en Family Nightmares y en Santa
Wiik (mira a la derecha, donde están los banners, para hacer
memoria), mi amiga Wiss (Ana Vivancos), con quien participé
más tarde en Mascotas y a la que pude dar un abrazo mucho
tiempo guardado durante el cónclave Penumbra que se celebró en
Zaragoza en 2015, me aceptó como miembro de un selecto grupo de
autores locos que se disponían a escribir un puñado de relatos,
digamos, insólitos. Y es que hay que estar un poco loco para
querer escribir sobre la mierda, ¿no te parece?
En realidad no fue Wiss
quien me propuso participar (por entonces Wiss y yo no nos
conocíamos), sino David Rozas, mi colega de antologías y (hasta
hace poco) coordinador de La Pastilla Roja, para la que corrijo desde
que viajé con Athman a la Eurocon. Rozicas, que había leído «La
cofradía del Cristo del Mal Rollito» mientras pergeñábamos la
Santa Wiik en otro de esos grupos selectos que maquinan y
trabajan desde las sombras, debió de pensar que la niña que no
sabía resumir estaba más que preparada para seguir pariendo
relatos, y que su humor ligeramente malsano encajaría sin problemas
en una antología escatológica. Nada más lejos de la
realidad, te lo aseguro. Le aseguré. Porque una cosa es parir un
relato, y otra muy distinta es cagarlo. Y yo soy estreñida por
naturaleza, además de muy aprensiva para según qué temas, y eso de
hablar de cacas y tal me da tanto apuro como hablar de sexo (dijo la
escritora de fantasía épica que actualmente se halla enfrascada en
la reescritura de la novela erótica que escribió hará unos quince
años). Pero Rozicas dijo que podía hacerlo, y ya sabes que no puedo
resistirme a un reto, y menos cuando quien me lo propone afirma que
cree en mí.
Bien, entré en el grupo,
y ¿qué encontré allí? Pues lo mejor de lo mejor de la literatura
nacional, plumas cargadas de talento y mentes retorcidas que te las
hacen pasar canutas con sus relatos de terror, y también un puñado
de autores a los que no conocía y que resultaron ser tan buenos como
aquellos con los que ya había colaborado en alguna antología, a los
que había corregido o simplemente leído. Puesto que la mayoría ya
nos conocíamos, pronto me sentí como en casa. Y fue muy divertido
trabajar con ese equipo, eso te lo puedo asegurar.
Pero cuando se empezaron
a colgar los primeros relatos, pensé que a lo más que podía yo
aspirar en ese grupo era a echar una mano con la corrección, porque
¿qué podía aportar yo, que pronuncio la palabra caca y me ruborizo
de la vergüenza? Había mucha calidad literaria en esos relatos (y
no me preocupaba no estar a la altura, eso nunca me ha preocupado; ya
sabes que son los propios lectores los que dicen que Bea Magaña es
sinónimo de calidad literaria), pero también había mucha mierda,
muchísima: mierda en la antigua Grecia, mierda en el espacio, mierda
en el aire, mierda en las cañerías, en retretes públicos, en
fragmentos de películas, en contratos bancarios, en piezas de arte,
en suelas de zapatos, en tazas de café, en la bañera... 8D ¿Qué
mierda podía escribir yo que resultara original, divertida y
escatológica (y que no me obligara a renunciar a esa elegancia que
caracteriza a mis textos)?
Si me conoces un poco,
podrás adivinar lo que ocurrió.
Exacto. Siempre soy el
elemento discordante. Donde todos optan por los sueños macabros, yo
me decanto por la metaliteratura con final esperanzador (Onírica), donde todos
hablan de monstruos malvados, yo retrato a una criatura (casi)
bondadosa (Aquel Extraño Hombre Alto), donde todos masacran a
una familia, yo prefiero una especie de reunión familiar (Family
Nightmares), allí donde todos tiran por los demonios, yo me meto
en un videojuego (Devoradores de Almas)... Y allí donde todos
se embadurnan de mierda hasta las cejas, yo escribo sobre el
estreñimiento. Pero, eh, cada uno escribe sobre lo que mejor conoce,
¿no es cierto? 8D
Escribí mi relato (que
no es de lo mejor que he escrito en los últimos tres años, lo
reconozco, pero que tiene un algo y por el que siento un cariño
especial, ya que está basado en hechos reales) y el grupo decidió que era una mierda 8D y lo aceptó. También corregí
los de mis compañeros, y me sorprendió la variedad, y me
maravilló la calidad que encontré, y no paré de reír
mientras los dejaba limpitos de erratas para que, cuando por fin
tuvieras el libro en las manos, no pudieras sino quitarte el sombrero
y decir ¡Mierda!, Se lo han currado mucho, estos locos y
valientes autores (y es que hay que ser muy valiente para
arriesgarse a perder el respeto de tus lectores al cambiar
radicalmente de registro y atreverte con un género que, cuando
menos, resulta poco serio, y cuando más, hasta polémico).
Y ahí estaba el escollo
al que habría de enfrentarse esta antología hecha más con las
tripas que con el corazón 8D Porque, a ver, ¿qué editor estaría
tan loco como para apostar por nuestra antología? En fin, lo hemos
pasado bien, que es de lo que se trataba, hemos sido un equipo
cojonudo y hemos compartido muchos chistes escatológicos y muchos
memes de mierdas de todos los colores durante estos años. ¿Alguno
esperaba en serio que nuestro proyecto llegara a hacerse realidad?
Pues, mira por dónde, yo
sí lo esperaba. Y así se lo dije a Wiss cuando nos vimos en
Zaragoza. Has coordinado una antología fantástica, Wiss; es
original, es irreverente, es divertidísima, es atrevida, tiene
muchísima calidad literaria y, para bien o para mal, va a dar mucho
que hablar. Esta Mierda apesta a éxito. Así que no te rindas, muévete, sé tenaz, porque le
encontrarás un buen hogar. Yo creo en ella, y creo en ti.
Wiss fue tenaz, y
perseverante, se movió, le buscó un editor, creyó en esta
antología. Y ahora, tres años después de que su loca idea nos
llevara a juntarnos para hacer algo que nadie había hecho antes,
nuestra Mierda se ha hecho realidad. De la mano de José del Río
Fortich, hombre valiente e inteligente (pues vio el potencial que
tenía esa colección de cacas y apostó por ella) y su editorial,
Apache Libros, te presento con orgullo, algunas arcadas, mucho
papel higiénico y el deseo de que disfrutes de la lectura tanto como
nosotros disfrutamos de la escritura, nuestra MIERDA.
Pronto fecha de
lanzamiento y más información.
Recuerda: cree en ti,
muévete, persevera. Incluso los sueños más impensables se hacen
realidad.