O de cómo Bea necesita
tres folios para decir que se lo pasó genial el sábado pasado ^^
Recuperada del viaje,
aunque aún con resaca de emoción y de felicidad, me dispongo a
escribir una NO-Crónica de mi paso por la Expocon de Zaragoza,
porque mi presencia allí fue como espectadora más que como
participante, y porque la mezcla de timidez, de nervios y de emoción
no me permitió vivirla exactamente como autora. Fue mi primera
visita a un acontecimiento de este tipo, y todo era nuevo para mí.
Asistí por primera vez a una presentación de un libro, de una
editorial, de una asociación, a una charla... No me atreví a hacer
preguntas en las presentaciones, aunque tenía muchas; pero participé
en la charla, casi muero de un infarto cuando me pasaron el
micrófono, pero con voz temblorosa y taquicardia fui capaz de hablar
un poquito en público. Me quedó claro que todavía no estoy
preparada para presentar una de mis novelas (¡gracias, amazon, por
haberme dado la oportunidad de tener la primera de ellas en mis manos
ahorrándome la presentación!). Pero también me quedó claro que ni
la vergüenza ni los nervios son mortales, mírame, sigo viva y me
siento más fuerte que hace unos meses, y con más entusiasmo del que
creí posible a principios de este año, cuando decidí que había
llegado el momento de dejar aparcadas las dudas y los temores.
Para que veas lo que son
los nervios: mi plan era hacer un montón de fotos, para colgarlas en
el blog a modo de descripción: «mi aventura en la Expocon foto a
foto». Hice la primera justo antes de entrar, la titulé «Yo estuve
ahí», hice tres o cuatro más antes de empezar a presentarme
(jajaja, qué optimista, presentarme yo; si por mí hubiera sido,
ninguno de mis compañeros de letras conocería mi nombre después de
todo ese largo día). Y después me olvidé de las fotos. Nervios,
entusiasmo al abrazar a esos amigos a los que me moría por conocer
en persona, felicidad, conversaciones interesantes y enriquecedoras,
abrazos, abrazos, ¡adoro los abrazos! Y la crónica foto a foto
quedó olvidada.
Aunque sí me traje en
imágenes los tres momentos más mágicos de ese día.
Los que me conocen, los
que me acompañan en mi viaje a través de los maravillosos senderos
de Thèramon, saben que soy extremadamente tímida, ñoña hasta lo
indecible, emocionalmente variable, insegura como persona y algo
narcisista como escritora. Saben que los últimos diez años han sido
oscuros y muy jodidos, que hasta hace un par de años no era capaz de
escribir, que llevo desde entonces luchando contra un Bloqueo con
mayúsculas y que rendirme no está en mi naturaleza. También saben
que para superar ese bloqueo y poder volver a Thèramon me he alejado
de mi mundo fantástico y me he adentrado en la Oscuridad, pues no
conozco otro modo de vencerla que enfrentándola desde dentro. El
resultado ha sido un No-relato de terror al que de momento llamo Z,
aunque ése no es el título que tendrá cuando esté acabado. Y ha
sido gracias a Z que he encontrado el valor para salir de mi burbuja,
y que me he enfrentado a mi timidez y a mis dudas, que me he decidido
a dar el salto y colocar una de mis novelas en amazon (¡y las
alegrías que me está dando mi chico perfecto!) y a abandonar la
seguridad de estas cuatro paredes... Y también saben que lo mío no
es resumir, y que me pongo a contar algo y acabo contando más de lo
que me había propuesto cuando empecé :P
Salí. Este año, a pesar
del miedo, cogí un tren y me fui a Madrid. No vi mucho de la Feria
del Libro, la verdad, pasé el día con dos de mis hermanos de mundos
y no vi gran cosa de la feria. Pues algo parecido me pasó este
sábado. Me fui a Zaragoza con Ana y con Athman, llegamos al sitio,
Athman desapareció porque conocía a todo el mundo y tenía muchos
abrazos que dar, y yo me encontré con mi querido Blasraiser Fernando
Martínez Gimeno, motivo numero uno por el que quería ir a Zaragoza.
¿Sabes cuando conoces a alguien a quien aprecias, y por fin le ves
en persona y resulta infinitamente más encantador de lo que ya era
desde la pantalla de tu ordenador? Sentirte tan a gusto con alguien
que se te pasan los nervios y la vergüenza, y se te olvida que hay
muchas más personas a las que querías conocer, y desearías que el
día no terminara nunca porque has conocido a alguien muy especial y
te sientes inmensamente feliz. ¡Te quiero , Fer!
No soy una antipática,
perdonadme, compañeros de letras a los que no me acerqué a saludar,
soy muy tímida ¡y estaba con mi Fer!
La primera presentación
fue la de «Body Shots», una antología de relatos que parte de una
serie de ilustraciones terroríficas y maravillosas, obra de un tipo
muy tímido (o eso me pareció cuando le oí hablar para el público)
que me cayó bien enseguida, aunque apenas hablé con él. Dani
Expósito es un artistazo, me enamoré de su trabajo cuando veía los
enlaces que compartían en el Facebook amigos comunes, y a pesar de
mi timidez me atreví a solicitarle amistad, porque deseaba conocer
más de su obra. La presentación fue muy divertida, muy corta, y no
hice preguntas, aunque no por falta de ganas.
La foto es muy mala, la
cámara de mi móvil no funciona bien en la oscuridad.
Antes de la presentación
llegó el segundo momento mágico del día. Estaba saludando a Dani,
cuando alguien preguntó a mi espalda: ¿quién es Bea Magaña? Me
volví, con mi carita de chica tímida y un «yo...» susurrado... ¡y
allí estaba mi gemela, Carolina Márquez Rojas, el segundo abrazo
épico del día! ¿Sabes cuando conoces a alguien, y sientes que has
encontrado un espíritu afín, y luego lo ves en persona, y sabes que
no te habías equivocado? Pues que lo sepas: las almas gemelas
existen. ¡Te quiero, Carol!
La presentación de la
editorial La Pastilla Roja me gustó muchísimo. David Rozas, A.m
Caliani, Athman M. Charles, Alberto Guerrero y David Pardo
presentaron la antología «No eres bienvenido», una recopilación
de relatos cuya temática es los pueblos malditos, todos ellos
firmados por autores españoles, algunos bastante conocidos y otros
no tanto, pero como dijo Athman: las antologías son una forma de dar
a conocer a escritores muy buenos que son desconocidos para los
lectores; y de verdad que con este tipo de iniciativas se descubren
grandes talentos. ¡La antología fue un éxito de ventas! Y yo me
llevé a casa mi ejemplar, firmado por los autores que estaban allí
ese día, je.
Me encantó conocer a
Rozas y a Caliani, también a David Pardo, con el que hablé menos de
lo que me hubiera gustado. A Alberto creo que ni llegué a saludarle;
¡a nadie se le ocurrió presentarnos! Pero ahora que ya nos hemos
“conocido”, no seré tímida la próxima vez que nos encontremos
8)
Ah, creo que puedo
decirlo, porque Rozas ya lo dijo en su blog: hola, soy Bea y soy el
nuevo fichaje de La Pastilla roja (ya tengo mis rotus preparados,
esperando a que la próxima antología caiga en mis manos de
correctora).
Qué más, qué más...
Después asistí a la presentación de los chicos (y chica) de
ESMATER, una asociación de la que sé más bien poco y a la que no
pertenezco (aunque si mi Z llega a ver la luz, quién sabe, siendo
una escritora de terror quizás querrían admitirme). Naaa, en serio,
ESMATER ya no es sólo un grupo de EScritores MAdrileños de TError,
es una asociación que da cabida a (creo) todos los escritores
españoles de (creo) cualquier género, porque, ya sabes, la unión
hace la fuerza. Y por lo que vi, son una gran familia que se apoya y
se ayuda, ¡y así es como debería ser siempre, cojones!, que todos
estamos recorriendo el mismo camino, y las rencillas y los malos
rollos no van a ayudarnos a hacernos visibles para el lector que
sigue pensando que todo lo que va firmado por un autor español es
malo o que todo lo que viene de fuera es mejor que lo nuestro.
Con Marta Junquera crucé
un par de frases, ¡me encantó cómo se presentó!, a Caliani le di
un par de abrazos (me encantó ese hombre), Víctor Blazquez y
Alfonso Zamora (vicepresidente y presidente de ESMATER
respectivamente) me imponían demasiado respeto, creo que no me
atreví a saludarles; y con Antonio “Tolu” tengo que hablar algún
día, tampoco nos presentaron, pero fue muy amable conmigo durante la
charla que el grupo de ESMATER dio más tarde y en la que los
asistentes intervinimos (yo con mi familiar taquicardia al tener un
micrófono en la mano y hablar delante de varias decenas de
personas). Así que de Tolu me llevo un muy buen recuerdo, y aquí le
dejo mi agradecimiento y el abrazo que no me atreví a darle.
A la charla se unieron
Carlos J. Lluch, al que tampoco me presentaron pero con el que me reí
mucho, qué tipo tan ocurrente, me encantó. David Rozas, con el que
ya empezaba a hacer buenas migas. Y mi reina Irene Comendador, el
tercer momento mágico del día, y un abrazo que llevaba dos años
deseando dar.
Parecía que empezaba a
soltarme, estaba hablando con alguien sin nervios, como si fuera la
persona más sociable del mundo... ¡y me comporté como una
maleducada! dejándole con la palabra en la boca. ¡Pero es que fue
ver a mi Ire y el corazón me dio un vuelco de alegría! ¿Sabes
cuando conoces a alguien, habláis a veces, y sabes que le quieres
aunque no le conozcas? Pues yo quiero a mi Ire desde hace muchísimo
tiempo, y aunque estuve en Madrid el mismo día en que ella firmaba
su novela, no la vi, porque no supe que había estado allí hasta el
día siguiente, cuando vi las fotos en el Facebook. Y es que cuando
me meto en el Office y me pongo a corregir, me pierdo todas las
novedades, las noticias y los eventos. ¡Me dio tanta rabia!
Pero el Cosmos es bueno,
nos reunió en Zaragoza, y pude darle a mi Ire ese abrazo épico que
llevaba dos años guardando para ella. ¡Qué coño! Le di muuuuchos
abrazos. Y no la habría soltado, es más encantadora de lo que ya
sabía que era ^^ ¡Te quiero Ire!
Durante la comida acaparé
a Fer, ¡no me lo tengáis en cuenta, le adoro!, y conocí a Oscar
Suañez, conversación interesante e interminable sobre libros.
¡Vaya! Si al final resulta que hice un montón de amigos! 8)
En el stand de la
editorial Palabras de Agua saludé a Juande Garduño, al que conocí
durante mi visita a la Feria del Libro, y hablé un poquito con
Antonio “Catástrofe” Sánchez, el autor de «Zona Catastrófica»,
libro que gané hace unas semanas en el Facebook por dar mi opinión
sobre la magnífica portada, obra de Dani Expósito, pero no pude
recogerlo porque la editora no había podido acudir a la Expocon.
Allí estaba Pepa Mayo, a la que no me atreví a presentarme. (Y ya
van unos cuantos). De los muchos compañeros de letras a los que
nadie me presentó (y yo no fui capaz de vencer a mi timidez para
presentarme solita), quiero pedir disculpas a Miguel Angel Naharro,
cuyo nombre pregunté creo que a Fer, y al que saludé de pasada
cuando me marchaba. ¡Pero es que no se vale que los demás también
sean tímidos! Espero coincidir contigo en otra ocasión, Doc. Y el
abrazo que me quedé sin dar, fue la ausencia de Karol Scandiu, que
imaginé que acudiría junto con Irene: ¡te lo tengo guardado,
unicornio!
A los demás los voy
conociendo estos días gracias a Facebook. ¡Hay que joderse, que los
tuve ahí mismo y me quedé con las ganas, por tímida y por idiota!
Pero he aprendido algo: si eres tímido y no te atreves a acercarte a
la gente, luego lo lamentas. Así que la próxima vez... bueno, la
próxima vez obligaré a Fer a que me presente a todo el mundo ;)