31 de diciembre de 2013.
Mi intención era hacer
un resumen rápido de lo que ha sido para mí 2013, una especie de
No-Balance, no porque piense que le vaya a interesar a alguien, sino
para no olvidar yo misma que, a pesar de mi timidez, del bloqueo, de
las muchas dudas idiotas, de las decepciones que me han sumido en ese
estado de apatía que alimenta al bloqueo, y de todas las veces
(demasiadas) que he dicho no puedo y me lo he creído, he
conseguido cumplir metas, plazos, promesas y sueños. Pero va a tener
que ser más rápido y más resumido de lo que había planeado,
porque a estas horas, y con la sobredosis de entusiasmo que llevo
encima después de tantas felicitaciones, abrazos, buenos deseos y
cariño que he recibido a lo largo de todo el día, como que no tengo
la cabeza para escritos largos, ordenados o trabajados.
Y es que he tenido el
mejor cumpleaños de toda mi vida. Y ahora mismo me siento tan feliz,
tan afortunada, tan querida, tan acompañada aunque sea en la
distancia, que ni me acuerdo de las cosas malas que me han devuelto
al camino que llevaba diez años buscando y que no acababa de
encontrar.
Así que resumiré. La
primera mitad del año ha sido muy mala en lo personal, y eso me ha
afectado en lo literario. He ido escribiendo a ratos, pero muy poco y
de forma inconexa; aunque ahora, al releer Z, he descubierto que en
algún momento añadí muchas líneas que la han enriquecido y la han
llenado de fuerza. Acercándose el verano, fui notando una especie de
renacimiento. Diría resurrección, por lo que concierne a Z y porque
todavía no era capaz de emocionarme por nada, pero prefiero decir
renacimiento. De los ánimos, de la esperanza. En junio sentí el
primer brote de ilusión. Encontré el valor suficiente para tomar mi
primera decisión importante. Y desde entonces todo ha ido mejorando,
poco a poco, pero de forma visible. Así que voy a enumerar los
logros y a olvidarme de los meses de inactividad, de bloqueo y de
dudas. Porque todo eso ha quedado atrás.
—Un viaje relámpago a
la Feria del Libro de Madrid, reunión de creadores de mundos
fantásticos y abrazo épico entre Elindora (Tamara Díaz), Averyn
(Carlos Gran) y Thèramon (yo misma); la primera vez que salía de
casa en diez años. La primera batalla contra el miedo que me tenía
encerrada en mi cueva y me impedía extender las alas y empezar a
sobrevolar de nuevo ese mundo fantástico y maravilloso que he creado
y al que me muero por volver.
—Veinte novelas y
relatos corregidos, recuperar un ritmo de trabajo que me ha ido
sacando de la apatía sumado a la alegría y el orgullo al ver cómo
se iban publicando mis sobrinitos literarios; además de haber
conocido a nuevos/muy buenos autores que se han convertido en grandes
amigos.
—Mi primera novela que
ve la luz, autopublicada en amazon, y que no ha dejado de darme
alegrías los últimos tres meses. Que está gustando, más que eso,
que se está vendiendo muy bien, que está cosechando opiniones
fabulosas (14 ya en amazon, y muchas más en mi buzón de mensajes
privados) y que ha recibido DOS reseñas (una ya la he compartido
aquí, la otra ha llegado esta tarde, como un regalo de cumpleaños
inesperado que me ha emocionado y alegrado por igual, y que
compartiré en mi siguiente entrada, no quiero que pase desapercibida
en ésta).
—Un viaje relámpago a
Zaragoza, mi primer encuentro entre escritores, superar mi timidez lo
justo para presentarme en la Expocon aunque no para saludar a muchos
autores a los que admiro, a los que conozco gracias a Facebook, con
los que nunca había hablado. Abrazos largo tiempo esperados, ponerle
rostro y voz a avatares por cuyos dueños siento un inmenso afecto.
Mi abrazo a Athman M. Charles, que me llevó hasta allí (aunque en
realidad fue Ana Arnalot la que nos llevó a ambos en su coche), a mi
Blasraiser, Fernando Martínez Gimeno, pues el principal motivo para
ir a Zaragoza fue conocerle en persona. Y a los amigos a los que
conocí ese día: David Rozas, gran escritor, coordinador de
antologías y ahora amigo; mi reina Irene Comendador, mi gemela
Carolina Márquez, el interesante Oscar Suañez, el encantador
Antonio Tolu, el más encantador Antonio Sánchez Vázquez; David
Pardo, A. m Caliani, Juande Garduño, Marta Junquera, Carlos J.
Lluch, Daniel Expósito, Alfonso Zamora, Víctor Blázquez, Pepa
Mayo, Miguel Angel Naharro, alberto Guerrero, ¡cuánto talento
junto! Tengo que repetir el año que viene.
—Dos relatos escritos,
otro reto superado, mi primera toma de contacto con la narración
breve. El primero para una antología a la que llegué tarde, y el
segundo para una antología que se publicará en 2014. ¡Ah, que esto
no lo había dicho! Pues mira, por fin tengo una noticia literaria
que dar. Si los dioses quieren (tengo que pulir el texto y esperar el
veredicto del coordinador), en unos meses habrá en las librerías
una antología que incluirá un relato mío.
—La ruptura definitiva
del bloqueo, provocada por una nueva decepción en lo personal y por
mi decisión de empezar a soltar lastre emocional de una vez,
limpiezas que liberan y que (¡ya era hora!) ayudan a reorganizar las
prioridades y nos muestran el camino que habíamos perdido. He
retomado Z y vuelvo a escribir. Si el informe de lectura de Fer es
favorable, le buscaré una editorial. Y si no lo es, al menos me
habré sacado del alma todo lo que me estaba impidiendo volver a
respirar, esto es, a escribir.
—Como correctora
necesitaba una pausa. Después de todo un mes dedicándome a mis
propios textos, he tomado una decisión. Seguiré corrigiendo, pero
no como prioridad. No quiero cobrar por corregir, porque no quiero
tener que cumplir plazos. El autor que quiera mi ayuda la tendrá, si
es paciente y entiende que su trabajo no ha de apartarme del mío.
Pero corregir me ha aportado muchísimo, y no voy a dejar de hacerlo.
Me posiciono a favor del compañerismo. Alegrarse por los éxitos de
los demás es más satisfactorio que envidiarles. Y tenemos mucho que
aprender unos de otros.
—Y si los dioses
quieren, dentro de unos meses habré vuelto a Thèramon. Es lo que
más deseo. Uno de mis propósitos para este nuevo año es recuperar
la actividad del blog, y estoy pensando en volver a subir textos
antiguos que los lectores no han leído; por prudencia, no colgaré
nada nuevo hasta que no tenga una historia de Thèramon lista
para ser mostrada. Y espero que los lectores de Thèramon lo
entiendan y se alegren de tener de nuevo un sitio especial al que
acudir a recargarse de esperanza y de fe en la magia.
Está visto que lo mío
no es resumir. Bueno, es lo que hay. Siempre digo que voy a ser breve
porque pienso que no voy a ser capaz de escribir un texto largo y
coherente, y al final siempre descubro que, una vez puesta, las
palabras salen solas. Lo cual me alivia, me libera y me alegra.
Antes de despedirme (y
ahora sí que debo darme prisa, que el año se acaba y por una vez
quiero comerme las uvas; ya que estoy cerrando un ciclo y empezando
uno nuevo, vamos a hacerlo bien, con tradiciones y deseos y con
ilusión y esas cosas que tengo tan olvidadas), aquí va mi lista de
lecturas indispensables de este año. He dejado a medias más libros
de los que he sido capaz de leer, lo reconozco (ha sido el año de
apostar por los autores indies, y he sufrido muchas decepciones),
pero he encontrado joyas, y quiero compartirlas. Incluyo en esta
lista libros que yo misma he corregido, y que a día de hoy están
publicados.
—Averyn, de Carlos
Gran. El primer libro de la saga Los Tres Reinos. La Fantasía épica
como me gusta.
—El encanto del cuervo,
de María Martínez. Que me tiene enamorada como escritora y como
persona.
—Los Diletantes (Primer
libro de la saga El Quinto Sello) y Los Cambiantes (segundo libro),
de Antonia Romero. Fascinante mundo el que ha creado esta autora a la
que admiro y quiero un montón.
—Antes de que digas
adiós, de Victoria Vílchez. Es lo que tiene corregir novelas, que
un día conoces a una autora que te sorprende y te enamora, y
encuentras a una persona increíble a la que no puedes evitar querer.
—Zona Catastrófica, de
Antonio Sánchez Vázquez. Una historia con zombis más que una
historia de zombis. Saliéndose de los tópicos que me han hecho
aborrecer muchas novelas clónicas del género.
—La Guerra de la Doble
Muerte, de Alejandro Castroguer. Y El Manantial, del mismo autor.
Otra prosa fascinante, como la persona a la que he tenido la suerte
de conocer en la última mitad de este año.
—Clarita y su mundo de
Yupi, de Laura Nuño. Fresca, divertida, gamberra, tierna. Que así
da gusto leer novela romántica, porras.
—Apocalipsis Z, de
Manel Loureiro. La novela de zombis que más me ha gustado. Sin
excepción.
—Bueno, bonito...
¡maldito!, varios autores. La mejor antología que he leído hasta
la fecha (y llevo todo el año leyendo antologías de relatos, por
eso de cogerle el tranquillo a la narración breve).
—Necrosis, de Daniel
Gutiérrez. Antología de relatos de un solo autor, otra prosa que me
ha fascinado.
De los clásicos y los
reconocidos no hablo. De las que he corregido pero aún no están
publicadas, no puedo hablar. De las que he leído y me han parecido
entretenidas y poco más, no diré nada malo, pero tampoco bueno. Y
de las que no he sido capaz de terminar de leer, haré como si nunca
hubieran llegado a mi kindle o a mis manos. Que lo mío es recomendar
lo que me parece Bueno, no pisotear el trabajo de nadie sólo porque
no haya satisfecho mis expectativas.
Ahora sí, a falta de
media hora para que mi cumpleaños termine y empiece un nuevo ciclo,
cierro por hoy, con una sonrisa en la cara y el corazón lleno de
alegría y de ilusión, con un deseo y un propósito: seguir
cumpliendo; años, sueños, metas, promesas. Sin rendirme. Sin volver
a dejarme arrastrar por la Oscuridad que me ha mantenido inactiva
durante tanto tiempo, sin volver a caer en la trampa de las dudas,
sin volver a decir no puedo. Sí que puedo, y voy a hacerlo.
Voy a ser leyenda.
Que 2014 venga cargado de
éxitos, de satisfacción y de inspiración. Para todos.
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