miércoles, 6 de agosto de 2014

Lluvia de reseñas


Un mes después de la presentación de Family Nightmares, empiezan a llegar las primeras reseñas. Y aunque estoy encantada con las opiniones recibidas, no puedo decir que me haya sorprendido la buena nota que nos han dado, pues yo misma te he dicho ya muchas veces que FN es una antología llena de talento y de gran calidad. No obstante, como mi valoración no es objetiva, ya que no sólo he escrito un relato para la antología sino que además la he corregido y por tanto la siento muy cercana (aparte de que por diversos motivos es muy especial para mí), te dejo aquí los enlaces de los blogs para que puedas leer las opiniones de tres personas que sí son imparciales. Que sus palabras te confirmen lo que yo te he dicho con anterioridad.

La administradora del blog Diary of the Witch nos da un 10 sobre 10, y dice: Hacía mucho que no leía una antología de distintos relatos y la verdad es que no podría estar mas contenta porque a pesar de que mis expectativas con este libro estaban muy muy arriba las ha superado y con creces.

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Desde La Ventana Secreta, Víctor Cifu dice: Family Nightmare consigue que con cada historia tengas diferentes sentimientos, por esto nos encontramos posiblemente ante la mejor antología de terror de este 2014.

En lo que respecta a mi participación, las palabras de Víctor no pueden ser más halagadoras: El recipiente” de Bea Magaña es el siguiente RELATO que nos encontramos. ¿Por qué lo pongo con mayúsculas? Simplemente porque lo merece. Con una prosa brillante que te enamora cada línea que vas leyendo y que tu mente va asimilando hasta tal punto que, en mas de una ocasión, vuelves a leer ciertas líneas simplemente por disfrutar. Es un relato en el que el punto fuerte es una carta. Esa carta que el protagonista tiene que leer, creer y así comprender muchas de las cosas que su padre había cometido. Un relato duro y siniestro pero a la vez con una gran belleza literaria.

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En el blog Autopsias Literarias del Doctor Motosierra recomiendan nuestra antología con estas palabras: FAMILY NIGHTMARES es una antología que sin duda recomendaría, donde encontrareis mucha variedad, buenos momentos y, sobre todo, calidad de alto tonelaje.

En lo que respecta a mi participación, no puedo sentirme más que emocionada y satisfecha: Los relatos lovecraftianos también tienen su hueco en esta antología, y no es un hueco cualquiera, sino de los iluminados con carteles de neón que rezan "Aquí hay calidad". En EL RECIPIENTE de Bea Magaña seremos partícipes de modo pausado pero constante a una historia de terror clásico, donde una familia oculta un terrible secreto y cuyo protagonismo se lo lleva las numerosas referencias a la obra del escritor de Providence. De alto contenido dramático y buenas dosis de suspense, este relato se convierte en uno de los más interesantes de la colección.

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Bueeeno, ¿qué puedo decir? Que estás tardando en leerla ;)


Pero las reseñas no acaban aquí, pues tengo dos más que mostrarte, en esta ocasión de El chico perfecto no sabe bailar el twist. Vamos con ellas:

En La Caja de Pandora (pincha en el nombre del blog para leer la reseña completa), valoran la forma (una de las cosas que más resaltan en la novela desde el inicio es su pulido y su corrección, algo que siempre se agradece) tanto como el contenido (La historia engancha, te hace sentirte indentificado y cumple las expectativas). Que no está mal, vaya. Laura acaba su reseña recomendándola no solo a los y las fans del romántico, sino a los del juvenil que añoran las historias de amistad y quieren algo más del género.

Y en El Rincón de Julia Ortega nos encontramos con la reseña más original de todas las que he leído hasta la fecha. La forma que ha elegido Jules para hablar de mi novela me ha encantado tanto como su valoración (pincha en el nombre del blog para leer la reseña completa). Jules destaca la exquisita prosa de la autora; sencilla, sin estridencias, pero tremendamente atractiva. Anima a leerla Porque el trabajo bien hecho, con dedicación, esfuerzo, ilusión y coraje a partes iguales siempre encuentra quien sabe apreciarlo. Y, en su opinión, esta historia contiene todos los ingredientes del éxito de una novela juvenil: amor, música, amistad, intriga, unpoquito de erotismo y ese humor negro que caracteriza a la protagonista (y a la autora).

Como para no sentirme contenta y motivada.
A ver qué buena noticia te traigo la próxima vez ;)

viernes, 1 de agosto de 2014

MI NO-CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN


Ciudad: Barcelona. Fecha: sábado, 28 de junio de 2014. Lugar: Librería Gigamesh. Evento: presentación de la antología Family Nightmares. 


Decir que fue un día genial no es suficiente. Genial no es una palabra válida para expresarlo.
Un mes después sigo sin encontrar las palabras para explicarte lo que significó para mí.

Así que, mientras las busco, te dejo el vídeo de la presentación, para que te vayas haciendo una idea.



Si estuviste conmigo el año pasado, si leíste mi no-crónica de la Expocon, quizás recuerdes que aquél fue un día fantástico, incluso a pesar de mi timidez, que me impidió acercarme a mucha gente y presentarme. La experiencia fue genial, los abrazos que di y los que recibí me llenaron de energía, fue un despertar y una especie de renacer, no sólo en lo personal, también en lo creativo. Fue el inicio de la ruptura de un bloqueo que ya duraba demasiados años, empezar a salir de mi burbuja de temor y de dudas y de inseguridad, el preludio de un estado de motivación y de ilusión que creía haber perdido para siempre. Ese viaje me llevó a cruzar una puerta que hasta ese momento había permanecido cerrada e invisible para mí, o acaso fue mi miedo a todo lo que me impedía verla y abrirla. Me embarqué en otro viaje, uno que me ha llevado hasta el lugar en el que me encuentro ahora, de nuevo viva y fuerte y con ganas de hacer muchas cosas.

Ese día conocí a Antonio Sánchez Vázquez, quien poco después contactaría conmigo para proponerme escribir un relato, a pesar de saber que sufría un bloqueo y que lo mío no era precisamente resumir; ésa fue la primera vez que alguien me invitaba a participar en un proyecto junto con otros autores, mi primera colaboración en una antología, y me propuse darle un gran relato, porque su fe y su apoyo no merecían otra cosa que lo mejor que saliera de mí. Y le di El Recipiente, que es de lo mejor que he escrito jamás. Puede que no guste a todo el mundo, pero sé que es un gran relato y me siento muy orgullosa de él, además de tenerle un cariño especial, por lo que significó para mí.



Mira el vídeo. Ya no soy la tímida que se presentó en Zaragoza y no se atrevió a hablar con casi nadie. He sido capaz de sentarme en una mesa llena de escritores (y un ilustrador) a los que admiro y aprecio, y sentirme una de ellos; de mirar al público (mucho público, no quedó un asiento libre en la sala) y no morirme de la vergüenza, de coger el micrófono y hablar sin casi tartamudear. Lo que comenzó en la Expocon ha ido creciendo a lo largo de este año, y la presentación en Gigamesh fue el culmen.



Todavía me dura la emoción, así como la sonrisa y la energía de tantos abrazos dados y recibidos. El más especial, el abrazo que durante meses estuve guardando para Antonio, mi mellizo, el que hizo posible que hoy esté escribiendo esta entrada en mi blog.

Mellizos reunidos. Bea feliz.

Pero hubo muchos otros abrazos especiales ese día que conservo en la memoria y en el corazón como un tesoro. El primero fue para Jorge Herrero, que estaba esperándonos en la puerta de Gigamesh cuando llegamos Athman y yo en el coche de Dani Expósito, que nos vino a buscar con su coche a la estación. Jorge, al igual que mi mellizo, se presentó con una sorpresa en la mochila: mira, me dijeron que tendría la oportunidad de firmar el libro en la página correspondiente a mi relato y acabé ¡dedicando mi novela!





El día fue de lo más interesante. ¡Lo que se aprende escuchando a estos tipos! Conversaciones que duran horas y que querrías que no se terminaran nunca, risas frente a una hamburguesa, confesiones a la sombra de los árboles. Amigos que fueron llegando a lo largo de la tarde. El abrazo prometido a Toluuuu, con quien tenía una deuda que intenté saldar durante la presentación, un gesto que él entendió sin problemas y al que correspondió como si lo hubiéramos planeado.


Este abrazo es para darle envidia a Carlos J.Lluch

Amigos nuevos, más abrazos, reencuentros, desear tener varios clones para poder unirte a todas las conversaciones, tarea imposible cuando se juntan más de quince personas en un bar en el que casi no cabíamos. La llegada de Miguel Ángel Naharro y de Pepa Mayo. La alegría de la tarde, volver a ver a mi reina Irene Comendador que, esta vez sí, venía con mi chica unicornio Karol Skandiu, ¡otro abrazo épico!

Encantadoras, ¿verdad? Pues no te confíes: escriben terror

De vuelta en Gigamesh, caras nuevas y más caras conocidas que se acercaron a saludarnos. Yo iba y venía, repartiendo abrazos y obsevándolo todo con entusiasmo y curiosidad. Detrás del mostrador había un tipo que no había estado allí por la mañana, alguien a quien yo no conocía y al que todos saludaban con afecto y complicidad. Nadie nos presentó, pero Athman le llamó por su nombre y la curiosidad me pudo. ¿Ese Antonio era el mismo tipo cuyas recomendaciones literarias sigo en el blog Deprisa, Deprisa? Me acerqué y, como si le conociera de toda la vida o hubiéramos hablado en incontables ocasiones (cosa que no era así, puesto que ni siquiera éramos amigos en Facebook), le solté: «Hola. Tú eres el Librero del Mal». Je. Mira, ya no era la tímida que había ido a Zaragoza varios meses atrás. Torrubia, asintiendo, me dijo: «Y tú eres Bea Magaña». Y me quedé sin palabras. Vale, tampoco era ya la desconocida que se había presentado en la Expocon.

Me sentí rara, me sentí parte de un pequeño mundo que para mí significa mucho, me sentí feliz.

Ya no tengo miedo.



A lo largo de este año he conocido a muchas personas que sin saberlo me han ayudado a curarme del mal que me mantenía estática y bloqueada. Personas que a día de hoy me dan las gracias por lo mucho que les ayudo, lo mucho que les enseño, lo mucho que les animo. No saben que lo que ellos me han dado es infinitamente más valioso y que jamás podré pagar la deuda que he contraído con ellos, aunque lo intento cada día, si bien no llego a todas partes y voy poco a poco. Pero poco a poco es muchísimo mejor que permanecer quieto en un punto o que deambular como un maldito zombi sin voluntad, sin más meta que la de sobrevivir aunque por dentro uno se sienta muerto y vacío.

De no poder escribir he pasado a escribir varios relatos para varias antologías, consiguiendo lo que creía imposible para la “niña que no sabe resumir”, que es contar una historia en pocas palabras, recuperando al mismo tiempo otra de las cosas que había perdido, la más importante, que es volver a disfrutar creando, transmitiendo. Me ha costado arrancar, pero ahora me siento delante del ordenador y tecleo sin saber lo que voy a encontrarme cuando pare y lea, y entro en esa especie de trance que me hace escribir de forma automática como en los viejos tiempos, y alcanzo ese estado de euforia que me embarga cuando juego con las palabras, con el tono, con los distintos géneros. Siete relatos llevo escritos desde la Expocon, y ninguno se parece a los demás; he narrado a dos voces, en primera persona, en tercera, en forma de diálogo, en presente, en pretérito, he ido desde el estilo más clásico y bello (con un tono que recuerda mucho al que uso para narrar las Historias de Thèramon) hasta el más canalla y deslenguado (acercándome al tono de El chico perfecto no sabe bailar el twist e incluso sobrepasándolo). Me siento muy orgullosa y satisfecha de lo que he conseguido a lo largo de este año, y más preparada para volver a enfrentarme a la narración larga, así que en breve retomaré alguna de las novelas que tengo por ahí empezadas, pues el deseo de vivir esas historias que quieren ser contadas ha regresado.

No sé si he conseguido expresar con todas estas palabras lo que la presentación de Family Nightmares ha significado para mí, como persona y como escritora. Poco te hablo de la presentación en sí, porque para que veas cómo fue te he dejado el vídeo al principio de este post. Fue un evento literario, el segundo al que acudía, el primero en el que participaba de forma activa, como escritora y como correctora. Y fue un éxito, la sala se llenó, firmamos muchos ejemplares, tras la charla que dimos nos despedimos de Cristina Béjar, que se fue a celebrar su cumpleaños con su gente, y de mi mellizo, su esposa, su preciosa hija Sara y de José Pérez, que tenían que volver a su ciudad. Los que quedábamos nos fuimos a tomar algo a una terraza y seguimos hablando, ahora acompañados por más compañeros de letras y amigos. Mi querida Ana Arnalot, Jorge Herrero, Daniel M. Guivaudan, Doc Naharro, Julia Ortega, Víctor Cifu, Ricard Millás, Lluís Rueda, Julián Sánchez Caramazana. Un día completo que no voy a olvidar.

Quería contarte todo esto el domingo, pero tenía problemas con mi ordenador (tuve que llevarlo a reparar, estaba llenito de virus) y después me centré en cuatro correcciones y no he tenido un segundo libre para escribir mi no-crónica de la presentación hasta ahora. Fue ayer, mientras tomaba un café y recordaba en voz alta aquel sábado mágico, cuando comprendí que lo que me había traído de ese día en el corazón todavía latía con fuerza, más aún, que lo que ese día me había dado había crecido, y que mi entusiasmo, mi ilusión, mi deseo y mis ganas de seguir adelante sin más dudas ni miedos idiotas eran inmensos. Fue un evento literario, sí, pero para mí fue mucho más. Así que me he sentado a escribir esto, porque quería compartirlo contigo.

He buscado en mi Facebook, y he rescatado el post que subí el domingo siguiente al llegar a casa. Fue mi pequeño adelanto a esta no-crónica. Quiero dejarlo aquí, como colofón, como recordatorio, como agradecimiento. Porque, al igual que la palabra genial no sirve para transmitir lo que mi viaje a Barcelona significó para mí, la palabra gracias no es suficiente:

«Ayer fue uno de los mejores días de mi vida. La presentación fue un éxito (y una fiesta), no quedaron asientos libres, firmamos mucho, y repartí y recibí tantos abrazos que la sonrisa y la energía me van a durar meses.
Gracias a todos por haberlo hecho posible. Gracias a Athman M. Charles por haberme llevado a Zaragoza el año pasado, a Antonio Sánchez Vázquez por haber creído en mí, a Toluuuu por haberme pasado el micro, a Irene Comendador y a Karol Scandiu por quererme tanto, a Jorge Herrero Martínez por estar ahí el primero, a Ana Arnalot por hospedarme en su casa, a Daniel Expósito por haber ido a recogernos. A los compañeros que acudieron, Cristina Béjar y José Pérez, a los que no pudieron venir, a los amigos que nos acompañaron, a los desconocidos que se acercaron a escucharnos. A Gigamesh y a Editorial Universo. A los lectores que encargaron su ejemplar durante la preventa y a los que lo adquirieron tras la presentación. Y a los colegas que nos acompañaron después».