Si leíste mi última
entrada, sabrás que hoy vengo a hablarte de la penúltima antología
en la que participo con un relato, la primera que se publica este
año. Vengo tarde, como de costumbre, pues el libro salió a la venta
el 19 de enero, pero también sabes que cuando me desconecto durante
un tiempo me cuesta mucho volver, y que cuando por fin encuentro el
camino de regreso a Thèramon me olvido de que existe otro mundo más
allá de mi procesador de textos. Sin embargo, no me gusta dejar
asuntos pendientes, más que nada porque ocupan un lugar en mi
cerebro que me impide centrarme del todo en lo que ande haciendo, así
que disculpa mi retraso y permite que te presente a la criatura que
ha nacido de la mano y el talento de un puñado de macabras a las
que aprecio y de las que me siento muy orgullosa de ser compañera.
Un poco de historia para
empezar:
MACABRAS empezó a
gestarse allá por 2014, cuando los retos parecían llover sobre mi
cabeza y yo estaba decidida a vencer a ese maldito bloqueo que me
mantenía alejada no sólo de mi amado Thèramon sino de todas las
historias que bullían dentro de mi cabeza y que no terminaban de
salir por un montón de motivos de los que te he hablado en varias
ocasiones. Bien, este reto en particular me atrajo mucho porque, por
primera vez desde que decidí que podía escribir sobre un tema
concreto, con un plazo de entrega y sabiendo que no iba a recibir más
compensación por mi trabajo que el orgullo personal de haber sido
capaz de hacerlo (y si acaso un ejemplar de cortesía por parte de la
editorial que decidiera publicar la antología en cuestión), se me
ofrecía la oportunidad de trabajar solamente con mujeres. A la mitad
ya las conocía, porque habíamos participado en otras antologías,
al resto las conocí dentro del grupo que formamos para la ocasión.
Y, como era mi costumbre, me ofrecí a corregir todos los relatos
para que quedaran bonitos, porque una buena presentación ayuda a la
hora de mover cualquier trabajo. Así que, una vez más, puedo
decirte que me encontré con una recopilación de relatos en la que
primaban la variedad, la originalidad y la calidad literaria. Un
orgullo, como te digo, formar parte de ese grupo de autoras, a las
que años después se unió una ilustradora de gran talento que le
puso rostro a cada uno de los relatos.
La idea era, por un lado,
demostrar que las chicas también sabemos escribir terror, porque
parece que a la hora de publicar algo el género condiciona el
género, como te decía en mi última reflexión, y no debería ser
así (si no leíste la última entrada y sientes curiosidad, pincha aquí). Por otro, hacer lo que mejor se nos da para ayudar a alguien.
Queríamos que los beneficios de esta antología fueran a parar a
alguna institución benéfica, pensamos en alguna que estuviera
dedicada a ayudar a mujeres víctimas de violencia de género.
Encontramos una. Pero por muchos motivos el grupo permaneció varios
años ahí, silencioso e inactivo, hasta que una de nuestras
compañeras decidió que había llegado el momento de mover la
antología. Tamara Lòpez relevó a la persona que nos había reunido
años atrás y se hizo cargo de la coordinación, y ya con la
incorporación de María Pizarro y sus fantásticas ilustraciones,
Macabras encontró editorial.
Y aquí la tienes:
Editorial Maluma
Número de páginas 302
Autoras: Bea Magaña –
Cristina Béjar – Karol Scandiu – Beatriz T. Sánchez – Lorena
Gil Rey – Rosa Galdo Millán – Alicia Pérez Gil – Lucía Pérez Sáinz – Montse N. Ríos – Pepa Mayo – Nidia Blackburn –
Irene Comendador – Tamara López – So Blonde – Fayna
Bethencourt
Prólogo: Eva Isanta
Portada e Ilustraciones:
María Pizarro
Coordinadora: Tamara
López
Corrección: Bea Magaña
Maquetación: Rain Cross
Sinopsis: Edgar
Allan Poe, H. P. Lovecraft, Stephen King… Los tres maestros del
terror tienen algo más en común que el género que los convirtió
en iconos de la literatura: son hombres. El terror siempre ha estado
ligado a lo masculino, como si el universo femenino, como si una
mujer, no pudiera aterrorizarnos. Ya es hora de acabar con ese
equivocado tópico de una vez por todas. Son muchos los nombres de
escritoras que, durante años, nos han producido pesadillas gracias a
sus historias; desde Shirley Jackson hasta Pilar Pedraza, pasando por
Emily Carroll, Mary Shelley, Ann Radcliffe, Susan Hill, Anne Rice,
Ángela Carter, Agatha Christie y Sarah Pinborough, entre otros.
Todas ellas expertas en conseguir que durmamos con la luz encendida,
todas ellas homenajeadas en Macabras gracias al magnífico grupo de
autoras que ha reunido la sobresaliente Tamara López. Junto al
prólogo de la actriz Eva Isanta, y las espectaculares ilustraciones
de María Pizarro, Macabras es una antología hermosamente
inquietante, el ejemplo perfecto de que el terror no es solo cosa de
hombres, sino un género en el que las voces femeninas son capaces de
darle interesantes y siniestras vueltas de tuerca.
Enlace de compra:
http://editorialmaluma.com/producto/macabras/
Mi relato se titula La
Reina Roja, y su peculiaridad es que está narrado a dos voces. Ya
sabes que lo que más me gusta de esto de escribir es experimentar:
con el tono, la forma, los tiempos, no sólo con las palabras, no
sólo buscando argumentos que te sorprendan (aunque también me gusta
ese reto). Aquí jugué con esas dos voces, la del narrador
omnisciente en pretérito, la de Sarah en presente, y ambas
enlazándose en cada cambio de escena para formar algo mágico y
vivo, algo que te haga estremecer y acaso te traiga recuerdos de
tiempos mejores, de infancia y juegos compartidos, de amor y deseo...
enlazándose como hacen esas letras en hebreo para dar vida a lo que
en apariencia no era más que un juego y en el fondo es mucho más
que deseo y amor... O algo así. Si te desvelo la trama, no querrás
adquirir la antología, y nos gustaría que le dieras la oportunidad,
por nosotras, que la escribimos para tu disfrute, y por esas mujeres
a las que intentamos ayudar a superar una clase de terror que, por
desgracia, es más frecuente y más real que aquellos que nacieron de
nuestra imaginación. 17 euros por 300 páginas y 17 ilustraciones es
un buen precio, ¿no te parece?
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